Uno apenas puede ser fiel espectador de su aspecto y su forma personal (tomando en cuenta personalidad, amor propio, físico, autoestima, etc.), así mismo de como actúa con este “reconocimiento total” con el medio ambiente que nos rodea.
En cada momento que avanzamos y queremos dirigirnos consciente o inconscientemente hasta algo movemos piezas y empezamos con el efecto domino. ¿En algún momento nos ponemos a pensar que es lo que se acarreará en este incesante movimiento de piezas? Es aquí donde entra el tan famoso presente y del que no nos preocupamos o no ponemos la atención debida. El presente es lo que crea las experiencias y el aprendizaje. Ser consciente de este es lo que nos lleva a futuros prósperos y placenteros. Es el presente el que nos hace sentirnos merecedores de la realidad que poseemos, de las circunstancias y causalidades por las cuales trabajamos a cada momento y con cada pensamiento.
Ser parte de este presente con todas sus formas y maneras es lo que nos impide hacernos victimas de las circunstancias en las cuales caemos. Ser parte constante del caminar de la vida (de nuestra vida) es lo que nos mantiene satisfechos con nuestros logros y aprendizajes.
Osho menciona “La iluminación es descubrir que no hay nada que descubrir”, con esto menciono la credibilidad de que si uno deja de pensar en el pasado y en el futuro y se enfoca en lo presente y en la realidad palpable en el momento actual, puede hacerse partícipe de la sabiduría más grande que existe, que es la propia, la intuición misma de donde sale el exterior que nos rodea y a donde entran las experiencias acumuladas del aquí y del ahora.
Pamela
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