Reconociendo nuestras emociones

Hablar de nuestras emociones es algo complicado, la mayoría de nosotros preferimos ocultar lo que sentimos antes de reconocer que algo en nuestro interior interfiere con la forma en que nos desenvolvemos en el mundo, con nuestras familias, nuestro trabajo, en las relaciones de pareja.

En muchas ocasiones ese remolino de emociones que mantenemos guardadas llega a salir de las formas menos adecuadas debido a que no hacemos caso a las señales que nuestro propio cuerpo y mente envían como alertas, y desgraciadamente al ignorarlas provocamos una explosión cuando menos la esperamos.

Por ejemplo cuando vamos manejando hacia el trabajo o la casa y de repente sentimos los insoportables deseos de llorar que no sabemos a qué se deben, o tal vez un día de la nada te comienza a doler la garganta y hasta se cierra, un dolor de cabeza, de cuerpo y muchas otras variantes son en ocasiones la forma en que nuestro cuerpo nos dice algo no está bien.

Cada una de las cosas que hacemos o no en el día nos genera una emoción o un sentimiento, el problema está en cuando no logramos identificarlos y trabajarlos. Muchas ocasiones estas emociones son de enojo, ira, tristeza, frustración, hacia una situación, hacia nosotros mismos o hacia otra persona, ahí es cuando viene el problema, debemos dejar de culpar al mundo externo de nuestras propias emociones, debemos dejar de delegar nuestro propio poder a lo que nos rodea, y hacernos responsables de nosotros.

Debemos dejar de culpar a nuestros jefes, nuestros padres, nuestros hijos de las emociones que estamos alimentando dentro, si por ejemplo nuestro padre nos abandono y no logramos superar el hecho lo más seguro es que cuando seamos adultos busquemos en nuestra pareja una persona que tome el lugar del padre que nos abandono y nos volvemos obsesivos, no queremos que nos vuelvan a dejar y acaparamos toda la atención de la otra persona hasta que al final esta persona no soporta y se aleja o nos volvemos una persona con miedo a comprometernos y entregarnos porque por dentro sentimos que en algún momento saldremos lastimadas, cualquiera de las dos opciones solo son negativas para nosotros, la única persona que sufre eres tú. Hay que aprender a responsabilizarnos por nuestras emociones.

Si una situación te genera un sentimiento o emoción negativa pregúntate, ¿Qué siento en este momento? ¿Estoy enojada, frustrada, triste, etc.? ¿Qué es lo que me genera problema, una persona, un lugar, una palabra, etc.? ¿De dónde viene este sentimiento? ¿Cuándo fue la primera vez que me sentí así?

El primer paso para trabajar con las emociones es aprender a reconocerlas el hacerlo no es nada fácil el darte cuenta de donde provienen todos esos sentimientos y aceptarlos como tuyos es una decisión difícil, muchas veces es doloroso aceptar que la culpa de lo que sentimos es solo nuestra que los únicos responsables somos nosotros.

Lo peor que podemos hacer es dar poder a los demás de dirigir nuestras emociones darle el poder de dirigir nuestra vida. Hacernos consientes de lo que sentimos nos ayuda a quitar ese poder a la gente que nos rodea nos da la fuerza de enfrentar a nuestra psique y demostrar que somos capaces de dirigirnos por el mundo responsabilizándonos por lo que hacemos.

No basta con reconocer solo las emociones o sentimientos que nos hacen mal o bien eso solo es el principio, el primer paso, el más importante pero después de reconocerlas ¿Que sigue? ¿Qué hago? ¿Cómo logro vencer esos obstáculos que durante toda mi vida me he puesto yo misma?.

En realidad nadie puede darte la receta secreta para vencer todos estos bloqueos, no existe una técnica a prueba de errores, es mucho el trabajo por hacer para hacerlo nos podemos ayudar de diferentes técnicas que nos ayudaran a reconocer estas emociones que nos lastiman pero es importante el saber que no estás solo y que cuentas con el apoyo de este lugar para acompañarte en camino que vendrá.

Bendiciones,
Jessica

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