El ambiente en el que crecimos y en el que interactuamos como adultos potencia la Crítica,como un ejercicio necesario para dejar en claro una falta ajena. Al juzgar a los demás emerge la crueldad de la persona: emitir un juicio que no te han pedido, creerte conocedor de la verdad absoluta y equivocar la sentencia.
En las relaciones de pareja, amigos, familiares, sociales, el juicio jamás resulta de ayuda y termina por empeorar las cosas. El habito de someter a juicio, solo permite ofrecer un amor condicionado a una supuesta inocencia; el amor incondicional requiere la aceptación absoluta de los demás, tal y como ellos son, sin necesidad de juzgarlos, ni de cambiarlos.
Cada vez que sientas la necesidad de condenar, juzgar a otro, por considerarlo culpable o inocente, estas creando separación afectiva. La crítica no nos ha servido para cambiar a otro, ni a las cosas, si atacas aun ganando, el que es vencido, asume posición de victima, sintiéndose que le fue arrebatado el triunfo. La crítica sólo despierta sentimientos negativos, dándole la oportunidad al otro, de generar más negatividad, para añadirla a la que ya sientes, cuando criticas.
Buscamos en los otros esos defectos o deficiencias que detestamos en nosotros mismos. Criticas en los demás, lo que no haz resuelto en tu vida. Cada vez que juzgas sacas lo peor de ti, para proyectarlo en el otro, si criticas te separas, si te separas ves a los demás como extraños. Muchas personas tienen el hábito de criticar los errores en los demás, invierten mucho tiempo en otros y muy pocos en sus proyectos de vida, lo importante de esto, es que esas anécdotas de la vida de los demás, les ocupa mucho tiempo, que pierden en invertir en sus propios proyectos.
Sino tienes nada positivo, que aportar para que quien esta a tu lado crezca, por favor no hables, la critica no construye, destruye la Felicidad.
Lugape
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