Persona es a maestro, como dolor a aprendizaje.


Hoy me levanté y lo primero que vi fue un pizarrón blanco que tengo en la pared junto a mi cama. En ese pizarrón ha firmado cada persona que ha entrado a mi habitación. La última firma es de la persona que ha ocupado mi mente estos dos días. Persona cuyo recuerdo permanece fresco.
La nostalgia, la añoranza y la esperanza no son sentimientos de los cuales uno deba deshacerse.
Son bellos y es fabuloso vivirlos; significa que eres un ser humano sin bloqueos emocionales.
A pesar de lo duro que pueda ser una situación, siempre nos trae un gran aprendizaje. Cada caída, decepción, pérdida, falla; trae consigo una gran lección de la verdadera Historia Sin Fin, conocida mejor como Universo.
Siempre que uno cae, se lastima demasiado y es marcado con una cicatriz. Eso para mí, no es algo que sólo te dejará “marcado”, sino una prueba de lo fuerte y valioso que eres. Como escuché en alguna vez, una herida de guerra. Una marca de que lograste levantarte, de que SOBREVIVISTE.

Ahora bien, lo importante siempre es mantener el enfoque, dejar de auto aprisionarse en torres de pañuelos desechables. Hay que permanecer de pie, con la frente en alto y continuar con paso firme. Es difícil, cierto, pero el hecho de ser fuerte no conlleva aguantarse y congelar el corazón. El ser fuerte no te exige dejar de llorar, dejar de sentir dolor. De hecho, es más fácil de lo que parece.
Ser fuerte es no convertir ese llanto en un mar inagotable que inunde nuestras vidas, impidiéndonos tocar suelo firme; dejándonos a la deriva.
Es no permitir que el dolor nos encadene en la victimización, ya que en este estado, estamos perdidos, sin esperanza, sin luz y menos amor.
El llanto y el dolor son parte del crecimiento; como seres humanos a veces a prendemos más cuando algo nos golpea con intensidad.
En este momento reflexiona y empieza a sentirte mejor. Recuerda esto cada que algo te rompa el corazón porque será la señal de que te ha llegado una enseñanza y que estás un paso más hacia la ascensión.
Cuando inspecciono un poco más ese pizarrón, lleno de grafos, me doy cuenta de que seis de esas personas me han provocado las emociones que ya he mencionado y otras más intensas.
Lo curioso no es con cuánta gente me he permitido lastimarme, sino que ahora sé que si no fuera por ellas, yo no habría podido generar el valor, la fuerza, la consciencia: en pocas palabras; el crecimiento emocional que tengo.
Con cada uno de ellos llegué a sentir que no podría haber otro, que no existiría ni una firma más en ese metal blanco. Sin embargo, después del primero ha habido cinco más, cinco maravillosas personas más que me ayudaron a aprender.
Así son las personas, vienen y van. Por eso debemos estar listos para ellos y tan sólo disfrutar de el momento que nos brindan, pues nunca sabrás si esa persona se quedará 30 añoso sólo 2 semanas. Vívelas y sé feliz.
A pesar de que vivo un duelo de pérdida, ahora sé que su rúbrica no será la última.

Rogelio

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